miércoles, 6 de mayo de 2020
1° y 2° Ciclo. Letra del Himno Nacional Argentino. Biblioteca
HIMNO NACIONAL ARGENTINO
Coro
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos
o juremos con gloria morir.
Oíd, mortales, el grito sagrado:
Libertad, ¡Libertad, ¡Libertad,
oíd el ruido de rotas cadenas!
ved en trono a la noble igualdad.
Se levanta en la faz de la tierra
una nueva y gloriosa nación,
coronada su sien de laureles
y a sus plantas rendido un León.
De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar;
la grandeza se anida en sus pechos;
a su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor,
lo que ve renovado a sus hijos
de la patria el antiguo esplendor.
Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor,
todo el país se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fierros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel;
su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.
¿No lo veis sobre Méjico y Quito
arrojarse con saña tenaz,
y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y la Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
luto, llantos y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?
A vosotros se atreve, argentinos,
el orgullo del vil invasor:
vuestros campos ya pisa, contando
tantas glorias hollar vencedor.
Más los bravos que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a esos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.
El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor;
el clarín de la guerra, cual trueno,
en los campos del Sud resonó.
Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita Unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo León.
San José, San Lorenzo, Suipacha,
ambas Piedras, Salta y Tucumán,
la Colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental,
son letreros eternos que dicen:
"Aquí, el brazo argentino triunfó:
aquí, el fiero opresor de la patria
su cervíz orgullosa dobló"
La Victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió,
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio.
Sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la libertad,
y sobre alas de gloria alza el pueblo
trono digno a su gran majestad.
Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñando,
les repite: "¡Mortales, oid!
Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud".
Y los libres del mundo responden:
"¡Al gran pueblo argentino, salud!"
Vicente López y Planes
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